El túnel de Elda
Túnel de Elda. Fondo CDR.
El túnel de Elda es único de la línea entre Madrid y Alicante. Fue construido en 1856 e inaugurado en 1858. Se sitúa entre los cinco primeros que se construyeron en la red ferroviaria española, siendo el de mayor longitud hasta entonces construido, pues superaba en más de 200 metros al desaparecido de Matarrepudio.
El 4 de enero de 1858, a las 12’30 h llegaba desde Madrid el primer tren a la ciudad de Alicante. La expedición la formaban los invitados de
José de Salamanca y Mayol que realizaron este recorrido parándose en las principales obras construidas en la línea, siendo una de éstas el túnel de Elda.
Es interesante, la descripción que realiza A. Monterde, sobre este primer viaje y debemos resaltar la selección de obras en las que los viajeros realizaron paradas con el único objetivo de observarlas y examinarlas. La descripción del Túnel realizada por A. Monteverde era la siguiente: “Túnel de Elda; kilómetro 412; tiene 484 metros metros de longitud, sin contar las trincheras de entrada y salida. Está revestido de sillarejo. Los frentes son de sillería. El ancho es para una sola vía. Hay garitas laterales para la seguridad de los guardas”.
La historia del túnel es también la historia de la tecnología y de las diferentes técnicas de la construcción. Una evolución tecnológica que abarca desde los sencillos taladros y el uso de pólvora a las modernas tuneladoras.
Túnel y puente de Elda. © Museo del Ferrocarril-Delicias. Fundación de Ferrocarriles Españoles. Archivo fotográfico MZA.
En un túnel ferroviario son dos los aspectos a observar: la construcción de la bóveda y sus embocaduras externas.
Cuando la roca era dura no necesitaba revestimiento, de hecho hay muchos túneles sin revestir en la red ferroviaria española. Pero en rocas menos competentes era necesario afianzar y soportar el terreno con un revestimiento de ladrillo o mampostería, para lo cual tenía que realizarse la entibación del túnel. En el caso del Túnel de Elda, todo el paso subterráneo fue revestido de piedra sillería, paro lo cual debió de realizarse la entibación de toda la obra.
Hay que resaltar el sentir clásico de una bóveda como forma espacial y arquitectónica de gran tradición. Una tradición que nos remite al mundo romano, inventores y difusores de esta nueva técnica constructiva. Sus seis metros de altura, tres de anchura, y 485 de longitud de tramo recto, resaltan la sensación de espacio abovedado. Todo el espacio interior esta revestido de obra de sillería, bien cortada, trabada y pulida.
Junto con el concepto de bóveda, posiblemente lo más característico de los túneles ferroviarios sea su embocadura donde la función se torna símbolo y las formas decorativas ensalzan esa entrada y salida del túnel.
Las embocaduras del túnel de Elda mantienen un repertorio más clasicista, de tal forma que la entrada al subterráneo con arco de medio punto está flanqueada por pilastras y rematada con frontón curvo, donde se situó una placa recordatoria (hoy desaparecida). La imagen arquitectónica se repite tanto en el lado hacia Elda, como en el lado de la Torreta de Elda.
El conjunto es espectacular: la embocadura de corte clasicista resalta sobre los grandes terraplenes que afianzan el terreno. Su trazazo geométrico, simétrico son dignos del más puro neoclasicismo y una alabanza al trabajo de la ingeniería.